¿Gente tóxica? No estoy de acuerdo

(Nota: A partir de esta entrada, “Ignacio F. Alberti is looking for a job” pasa a llamarse “Ignacio Fernández Alberti ya es humano”)

¿Gente tóxica? No estoy de acuerdo.

Es frecuente oír  hablar en nuestros días de “Gente tóxica”, se hace referencia con este término a aquellos y aquellas que por su actitud negativa y “envenenada” hacia los demás, ya sea amigos, familiares o compañeros de trabajo, sobre todo, tratan de reducir su estima y su valor para que sus figuras aumenten (Bernardo Stamateas en su libro ‘Gente tóxica’).Es normal que los expertos en estos temas acaben recomendando como medida, si los individuos en cuestión no “ven la luz” de una u otra manera, que nos apartemos de los tóxicos, que nos alejemos de ellos debido a su nocividad y a que podemos convertirnos en uno de ellos.

Bueno, yo que no soy ningún experto, que soy una persona más, pienso, en primer lugar que es muy cruel que llamemos tóxicos a nuestros semejantes, ¡son personas!, como nosotros, por muy negativos que puedan llegar a ser. En mi opinión comparar a una persona con un producto, con una sustancia que intoxica, que te deshace por dentro…, con la lejía por ejemplo…,es por lo menos cruel, no me gusta.

Por otro lado, esa recomendación de alejarnos… me da un poco de miedo. Pienso que son personas con problemas, con necesidades, con historias detrás que no conocemos, no creo que se comporten así sin ninguna explicación. Después, lo que suele ocurrir es que estas personas van quedando relegadas, marginadas…, son despedidos. Esto fomenta aun más su negatividad, sus celos, su envidia, su rechazo… y vuelven a ejercer su misma actitud negativa o acaban en el pozo. Esto me recuerda tristemente a lo que se hace con otro tipo de personas con problemas, si, si, pensemos lo que todavía hacemos con los enfermos de sida o con los drogadictos, y no estoy exagerando, no.

Me convence más la teoría del Psicólogo clínico y consultor Juan Cruz, para él no existen personas tóxicas sino situaciones tóxicas. «En ocasiones son las emociones como el miedo o la angustia las que hacen reaccionar al individuo de manera muy negativa», dice. A su juicio, el exceso de estímulos negativos está modificando los estados emocionales de las personas y, por tanto, alterando su bioquímica cerebral al producir más adrenalina y cortisol a causa del estrés. «Se generan situaciones de miedo, frustración, ansiedad y en definitiva, un cuadro de estrés que intoxican a la personas a nivel emocional, bioquímico y físico», explica. Y lo bueno es que esto es reversible.

Si amigos, quizás, ante estas personas tan negativas debamos también pensar que se puede esconder detrás, ¿Cuál será su historia? ¿Por qué se comportan así? quizás estemos ante una enfermedad o ante graves problemas personales. “Se amable, porque todo con el que te encuentras está librando una gran batalla” lo dijo Platón, que se yo.

Ignacio F. Alberti